Con insomnio

viernes, 31 de marzo de 2017

Llevo el oso a casa.

La noche de 14 de febrero, regresábamos mi familia y yo a casa después de pasar un buen momento en los juegos feria ambulante que el municipio permite en algunos días festivos. Esta feria tapa la avenida principal de esa zona, lo que provoca que las calles generalmente de circulación local, se conviertan en verdaderas pistas de carreras por algunos automovilistas inconscientes, y para nuestra mala suerte esta calle era por donde nosotros vivimos.

Esa noche Abigail mi hija mas grande en ese entonces de 7 años, iba muy feliz con un oso de peluche que gano en el juego de canicas y Lupita de 3 un juego de té de plástico que agregaría a su ya creciente colección de trastes, mi esposa y yo con algodón de dulce y una alcancía que gane reventando globos con dardos.

Ya nos habíamos alejado de la feria pero aun se escuchaba el ruido de la música, el mecanismo de los juegos y los gritos de la gente divirtiéndose. Fue por eso que tardamos en darnos cuenta que de tras de nosotros comenzaba una pelea entre un conductor y un peatón. Cuando se escucharon gritos de desesperación y gente corriendo en nuestra dirección gritando -"¡están disparando!".  Jale a mi esposa y entre los dos nos agachamos cubriendo a las niñas detrás de un automóvil estacionado. Se escucharon varias detonaciones más seguido del derrape de las llantas. Con cuidado me levante y note que había un grupo de gente se acercaba a la esquina en donde al parecer había sucedido todo. Les dije a mi esposa y a mis hijas que iríamos a casa lo mas rápido posible para no exponerlas a cualquier otro enfrentamiento que fuera a ocurrir.

Al llegar a casa Abigail noto que ya no traía su muñeco de peluche y mi esposa había tirado la alcancía. En el alboroto me dijo que cuando la jale se le salio de las manos y que lo mismo debió haberle pasado a la niña. La vi triste y angustiada, así que le dije a mi esposa que iría por el peluche y para estas alturas ya había llegado la policía ya que la estación estaba muy cerca.

Salí y camine de regreso esperando ver el peluche tirado, era de un tamaño regular de unos 20 centímetros, así que debí verlo de lejos, pero no lo encontré, lo que si vi fue la alcancía de mi esposa en pedazos. Alcance a ver que en la esquina había gente llorando y gritando, me acerque a un vecino que venia de aquella aglomeración y le pregunte sobre lo que había pasado;

Me dijo que un conductor al parecer ebrio estuvo a punto de atropellar a un niño que venia de la feria, el padre del niño enfrento al conductor y en la discusión el conductor saco una pistola que disparo en repetidas veces y huyo. Al padre del niño no le dio pero si a un chavo que también venia de la feria y al parecer ya falleció.

Me quede helado con la noticia, mas porque en esa calle he vivido toda mi vida, así que de seguro conocía al difunto. -¿quien es?- le pregunte un tanto temeroso de la respuesta.
-Era el hijo de doña Gema, Rafa- Se trataba de un muchacho de 13 años que en muchas ocasiones junto con otros niños iban a jugar con mis hijas.

Me acerque un poco y vi que su hermana y su mamá ya estaban ahí rodeadas de policías, ambulancia y muchos curiosos. No tuve el valor de acercarme a aquel lugar y regrese a casa pensando en que le diría a mi pequeña sobre el oso y sobre su amigo.

Cuando llegue me abrió mi esposa y mi hija Abigail y para mi sorpresa tenia el oso de peluche en brazos. Antes de que preguntara algo me dijo mi esposa que Rafa, el hijo de la señora Gema había llevado el peluche a casa.

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